Sumida en el sueño
Revello de Toro
Fue el filósofo
musulmán Al Farabi quien definió la ciudad como una sociedad ordenada,
en la que todos podemos ser felices si nos ayudamos y nos entendemos. Solo así
será posible. Pero la ciudad es también cultura y el hombre que crea la ciudad
deberá conocer y amar esa cultura. Un primer paso es acercarse a los museos.
Málaga ha tenido un comienzo lento pero decidido en el camino del Arte. Desde
los años sesenta y setenta volvió a renacer el interés por el desarrollo y las
actividades culturales, los libros, los conciertos. Se recuperaron el Teatro
Cervantes, el Ateneo, La Fundación Unicaja y La Real Academia de Bellas Artes
de San Telmo; se ha puesto en marcha la Fundación Picasso y La Orquesta
Filarmónica. Hoy cuenta con unos treinta museos, la mayoría están situados
en el mismo centro histórico. Museos que llevan nombres importantes como el de Picasso
y el museo Carmen Thyssen, o el Centro
de Arte Contemporáneo.
Hay otros menos
conocidos pero apetecibles en estos días destemplados de febrero, que también
nos inician en el legado artístico de la ciudad. Tienen una atracción especial
estos museos que se mantienen en silencio, casi inadvertidos, con una imagen
acogedora de hogar. La casa-taller de Pedro de Mena, imaginero del siglo
XVII, es uno de los pocos inmuebles domésticos que se conservan de ese periódo
en Málaga. Fue restaurada en su configuración original y habilitada por encargo
del Ayuntamiento. Con esto consiguió recobrar su corazón y sus méritos
artísticos. El edificio tiene un patio central rodeado de galerias cubiertas y
una gran puerta de cuarterones que da entrada a la escalera de dos tramos que
lleva a la planta primera y a la planta superior. Ahora es Patrimonio histórico
y un referente cultural. En ella se ha instalado el museo Revello de Toro.
Sumida en el
sueño, de trazos suaves y de una sinfonía de blancos
que envuelven delicadamente a la modelo, es el trabajo más estimado por el
pintor y ocupa un espacio reservado en el museo. Mención aparte merecen sus
dibujos y bocetos, a lápiz y al óleo, que están expuestos en grandes vitrinas
especialmente diseñadas. La serie Doce rostros de Mujer destaca por la
gran maestría con que está realizada. Por expreso deseo del pintor todas sus
obras han sido cedidas a la ciudad donde nació para que queden expuestas
permanentemente.
Por último
visitamos en la planta baja la Sala Memorial dedicada a Pedro de Mena y
Medrano. Un audiovisual nos detalla su nacimiento en 1626, la juventud y
formación en Granada, los principales momentos de su vida como su matrimonio y
el establecimiento definitivo en Málaga con la misión de terminar la sillería
del Coro de la Catedral. Su obra, que se encuentra muy dispersa
geográficamente, es de imaginería religiosa a excepción de las esculturas de
los Reyes Católicos para las catedrales de Toledo y Málaga. Pedro de Mena
ha quedado en la memoria de los malagueños por el Crucificado, el Cristo de la
Buena Muerte y Ánimas, que realizó para el convento de Santo Domingo alrededor
de 1665 a 1670. La desapareción de la imagen durante los trágicos
acontecimientos del año 1931 aumentó su veneración y la rodeó de un halo
mítico. El Cristo que ahora desfila por las calles de Málaga en la noche del
Jueves Santo no es una copia exacta del de Mena, aunque se le conoce con
este nombre.
Decía el filósofo e
historiador alemán Samuel Pufendorf, que la cultura es todo lo creado
por el hombre. El museo es el testimonio material de esa cultura; su fin es
conservar y darla a conocer poniéndola al alcance del hombre. La ciudad es otro
testimonio. Tiene su propio lenguaje; cada rincón, calle, edificio, pliegue en
el asfalto, nos habla de su origen y su historia, explica su pasado y confirma
su presente. Nuestra misión es entonces asumir los valores que nos transmite,
reconocer su diversidad y transmitirlos. En el fondo se trata de nuestra propia
historia. De todas formas quedan museos por recorrer y mucha cultura a la
espera de un diálogo.
Pedro de Mena
1 comentario:
Querida Pilar, no, no he pasado por alto tu espléndido artículo. Ha sido tan interesante para mí la esmerada y delicada descripción de los museos malagueños y, especialmente del reciente Revello de Toro, que no he visitado, que me he documentado para poder disfrutar, en una próxima visita, de sus obras.
Tu artículo refleja la pasión que sientes por la cultura y por tu tierra, dos aspectos de tu personalidad que te honran.
Como dices, Málaga se está convirtiendo poco a poco en un enclave cultural de gran importancia. Ya no se puede pasar por ella sin hacer un exhaustivo recorrido por sus lugares emblemáticos entre los que, por fortuna, se encuentran sus museos.
Es una suerte leer la excelente precisión de tus apreciaciones, Pilar.
Un fuerte abrazo, querida Pilar.
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