Está prohibida para mí la senda que me acerca al samurái; esperaré en el silencio la percepción del azul mientras descansa el corazón del gigante en la casa de los dioses.
Creo que así es Fujiyama, un escurridizo y maravilloso volcán que guarda el paisaje de Japón y es tan adorado como temido. Sus eternas nieves siempre le esconden y siempre le visten. Visitarlo, pisar su cono de cenizas salidas desde la profundidad de la Tierra y contemplarlo tan enhiesto y majestuoso es querido por muchos pero realizado por pocos.
2 comentarios:
Creo que así es Fujiyama, un escurridizo y maravilloso volcán que guarda el paisaje de Japón y es tan adorado como temido.
Sus eternas nieves siempre le esconden y siempre le visten.
Visitarlo, pisar su cono de cenizas salidas desde la profundidad de la Tierra y contemplarlo tan enhiesto y majestuoso es querido por muchos pero realizado por pocos.
Un fuerte abrazo, querida Pilar.
Imagen y texto perfectametne conjugados, ambos nos desplazan a lo infinito de la palabra y de la belleza.
Besos
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