En el umbral del invierno el frio coquetea perezoso
seduciendo su virginal tersura.
Fiel a sus azules
esperará la fugacidad del tiempo,
el blanco perderá
en el barro su gélida sonrisa
cuando el sol, de
nuevo, entregue sus encendidos recuerdos
a la tierra.
2 comentarios:
El eterno ciclo de las estaciones y de la vida, el tiempo que nunca se detiene, los colores que nunca pemanecen...
Bellos versos.
Besos
Mientras llega el invierno, su juguetón hermano pequeño, el otoño, cree poder jugar con la belleza de la blanca nieve y sonríe feliz cuando observa ese manto de blanco inmaculado. No percibe que su contacto con la tierra lo afeará antes de la llegada de su hermano que arrasará toda vida durante largos meses.
Un fuerte abrazo, querida Pilar.
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