Rijksmuseum Twenthe, Enschede (Holanda)
No hace mucho me reconcilié con los artistas que emplean nuevas tecnologías
para crear arte. Entendí que la finalidad de este género artístico es la
comunicación interactiva entre el público y las obras. La clave para un buen
entendimiento es entender su lenguaje y dedicarle más tiempo. Sin embargo, esto
no es tan fácil como parece y aunque Platón consideró el arte como el idioma
que todas las naciones comprenden, éste tiene una gramática con tan
difíciles acentos que te hacen notar algo más que confusión. Desde luego que me
sentí a veces confusa, pero también interesada y asombrada al visitar la
exposición de Bart Hess, artista holandés. La verdad es que fui al museo
sin otros propósitos que dejarme sorprender por la obra de quien, según sus
palabras, quizás forma parte de una nueva clase de artistas para la que aún
no hay nombre.
Emile Zola escribió que el Arte es la naturaleza vista a través de un
temperamento, y en el arte de este jóven artista no hay lugar a duda que
hay mucho de un temperamento indagador e inquieto, que nos hace ver el carácter
de sus obras más allá de los límites impuestos por reglas y tradiciones. En la
entrevista concedida a la revista del museo, habla de otro posible mundo que él
imagina, un mundo donde la técnica hace fundir juntos cuerpos y objetos y donde
lo humano y lo animal se mezclan creando nueva vida, siendo la naturaleza y la
técnica su fuente de inspiración. Bart Hess experimenta con el material
que emplea, consiguiendo los más extremos resultados. Una de sus obras
expuestas es un tapíz hecho con 20 kgs. de alfileres, algo verdaderamente
espectacular. Desde lejos parece un tejido suave, que puedes acariciar, pero si
te acercas te das cuenta de que no va a ser muy agradable rozarlo con la mano.
Algo instintivo en él, según sus palabras, es indagar el cuerpo humano. Sus
creaciones determinan la relación entre el cuerpo y los materiales, pero es el
cuerpo el que hace que el material se exprese. Desde esta perspectiva hay que
buscar lo lógico en su trabajo. Latex, plástico, goma de mascar, metal,
tejidos, son, entre otros materiales, sus herramientas de trabajo. Su
especial manera de manipular y fundir los materiales con la piel humana da
resultados extraordinarios. Prueba de ello es el conocido traje realizado para
Lady Gaga, Slime Dress, en un material viscoso y resbaladizo, que se
adaptaba al cuerpo de la artista marcando su silueta. Otra de sus creaciones
son unos zapatos negros que hacen sentir la realidad de que estás ante un ser
vivo. No son zapatos de quitar y poner sino que crecen con el cuerpo y forman
parte de él, y al igual que éste
respiran y palpitan, tienen vida. El material, silicona y plástico, ha sido manipulado
hasta conseguir el aspecto de la piel de un animal que no podemos identificar.
Francamente inquietante.
Bart Hess define a sus obras como enérgicas y expresivas,
aunque también confiesa que tienen en ocasiones su lado oscuro y asfixiante. No
sé si habrá un nombre para este género de arte, tampoco el artista lo conoce,
pero de lo que no hay duda es que lo que él hace nos acerca a un futuro
sugestivo de fantasía, que nos desconcierta y atrae, pero que no deja a nadie
indiferente. Será necesario tiempo para llegar a entenderlo completamente.
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