Francis Millet

Francis Millet

martes, 20 de octubre de 2009

Todo ángeles



(febrero 2009: museum Catharijneconvent; en Utrecht)



Sólo silencios
y el vibrar del aire
como caricias turbadas.

Sólo armonía de incognitas y luces,
sutil hálito
que planea desde el pretil de los azules
a las puertas del sueño.

Sólo ángeles,
materia incorpórea atrapada en el tiempo y los hombres,
la esencia
que el pincel del pintor
descubre inasible.



"Y puso querubines al oriente del huerto, con espadas encendidas,
para que guardaran el camino al Árbol de la Vida"
(Génesis)


Hoy nieva blanco, con pereza, el aire es sólo un susurro quebrado. Este es un tiempo de ángeles, de horas alargadas con sentido de eternidad. Es tiempo de ángeles huérfanos de palabras, que buscan cobijo en la calma y el silencio que les ofrece este museo y que, con un estilo diferente, los reune en una historia contada a través de los siglos.

Es un mundo complicado y contradictorio, el de los ángeles; un cosmo de tres dimensiones, cielo, tierra e infierno, para los ángeles buenos y los malos. Sin embargo, ellos han sido siempre fuente de inspiración para el arte. ¡Cómo explicar esta fecunda fascinación que ejercen sobre el hombre desde el momento que éste fue arrojado del Jardín del Eden! ¿Es un sentimiento emocional, una intuición o una fantasía? Según una tesis del sicólogo Julian Jaynes sobre el origen de nuestra conciencia, es una cierta nostalgia hacia lo divino lo que nos atrae de los ángeles.

La creencia en ellos es tan antigua como la propia humanidad, pero ¿qué sabemos de estos seres alados y misteriosos, que se presentan como mensajeros entre el cielo y la tierra? No recuerdo descripción exacta de ellos en el Antiguo Testamento y es en el relato de la resurreción de Jesús, de San Mateo, donde se dice del ángel sentado sobre la piedra del sepulcro: "su aspecto era como el relámpago y su vestido como la nieve". En el arte encontramos ángeles de todas clases y tamaños, generalmente varones jóvenes, unos con espadas ardiendo y mirada severa; otros, devotos, protectores. Incluso fueron representados como soldados equipados lujosamente, los "ángeles arcabuceros". Tampoco podemos olvidar a aquellos que mostraron su lado belicoso y siguieron el camino de Lucifer. Óleos e ilustraciones de libros, esculturas, vestimentas religiosas, plata, iconos y miniaturas medievales, son los medios empleados por el artista para revelar el papel de los ángeles en el mundo del hombre.

Los ángeles que encuentro en el museo transitan en el Arte como criaturas solícitas y de prestigio. Paisajes, luces en reposo, naturaleza sin horizontes, son el entorno donde hacen y deshacen promesas y equívocos. Imágenes de estos personajes celestiales aparecen ya en antiguas culturas; la que es conocida como la más antigua es del siglo II y se encuentra en la catacumba Priscilla en Roma. Desde entonces muchos han sido los que se sintieron capaces de plasmar lo etéreo o terrenal de estas figuras aladas. Pintores como Murillo, El Greco y Zurbarán, entre otros, dejaron constancia de los ángeles en algunas de sus obras.

Los ángeles están de moda: en los anuncios, en los libros, en el cine y en la música, incluso en tarjetas postales o como adornos de joyería o decoración. Los que expone este museo son ángeles de todas las épocas y todas las religiones, como mensajeros o servidores de Dios, ángeles y su jerarquía –arcángeles, querubines y serafines-, los que aparecen en textos sin nombres y los que están en la Bíblia. Todos ángeles, en los pinceles de viejos maestros y en los de una nueva generación. Iluminados por la luz del museo se transforman en activos y sociables personajes de leyendas y parábolas, atrayentes o temidas apariciones en un escenario bíblico irrealizable.

En especial destaco un cuadro de Jacob Cornelisz. van Oostsanen, realizado entre 1512 a 1516. En el lienzo vemos a la Virgen María rodeada de ángeles que tocan diversos instrumentos de música, sujetando con la mano derecha al Niño sentado sobre una mesa, en la que hay también una cesta con cerezas, símbolo de la resurrección de Cristo. Lo primero que llama la atención es la cara del niño con una expresión difícil de definir, y su desnudez en llamativo contraste con las ricas telas que luce María. El cuadro tiene dos paneles laterales que no se incluyen en la exposición y que se encuentran hoy día en el Museo del Arte en Düsseldorf.

Jacob Cornelisz. van Oostsanen nació alrededor de 1470 en Holanda. Sus comienzos como pintor fueron en un tiempo en el que el Gótico dominaba el arte en este país, aunque ya se puede observar en su obra –asombrosamente rica en detalles– la influencia del renacimiento. También él fue uno de los primeros pintores en Holanda en hacer uso del "tramado fino", líneas que servían de ayuda para trazar el planteamiento de lo que sería plasmado en el cuadro. Jacob Cornelisz. van Oostsanen fue un pintor popular y de éxito entre un numeroso público. De muchas de sus obras existen copias realizadas por alumnos suyos y ayudantes en su taller de trabajo.

Sin embargo, lo que a mí me resultó muy curioso es descubrir cómo el tema que se representa en el cuadro que muestra el museo –María con Niño y ángeles tocando música- ha sido tomado como modelo para una nueva obra que podría hacer pensar en que estás ante una copia. Nada mas lejos de la verdad. Se trata de un tríptico fechado en 1518, que se encuentra en el Museo para Arte Religioso, en Uden (Holanda). Esta tabla está realizada en el taller de pintura de Jacob Cornelisz. por uno de sus alumnos o ayudantes. A primera vista todo parece estar igual; en el panel central María y el Niño se encuentran situados en la misma posición que presenta la obra del maestro, excepto uno de los angelitos que ha sido colocado más a la izquierda y en segundo plano. Además, hay otras diferencias como el pañuelo blanco que cubre parcialmente la cabeza a María, y un cielo con ángeles en la parte superior. El fondo del cuadro también difiere del anterior. Todo esto hace que la obra sea mucho más que una simple copia, que tenga carácter y una propia alma. Todo esto muestra que no sólo son los trazos los que hacen verdad la imagen, sino lo incorpóreo, el hálito sutil, la esencia que –aunque inasible– el pintor nos la descubre, cómo los ángeles.


www.allemaalengelen.nl/tentoonstelling
www.codart.nl/exhibitions/details/1710/
www.vimeo.com/1810108

viernes, 16 de octubre de 2009

Espera



Edward Cucuel (americano, 1875-1954)

****

No quema el aire
sino su ardiente aliento
que consume la paciente espera
con el indolente goteo sobre su piel:
destellos encendidos de vida
entre las titubeantes sombras.

sábado, 10 de octubre de 2009

El abrazo en el puerta dorada




Giotto, 1302-1305 (Padua)

Prender la belleza. Descubrir la callada pasión encerrada en el círculo virginal de un abrazo. Desbordar el límite de lo posible. El pintor se enfrenta a la historia en el alba de sus frescos, desplegando conceptos que superan lo pactado y hace suya la ilusión del espacio. Rebelde, se precipita en el tiempo, que le recibe entre torradas sombras y humildes dorados, siendo testigo de unas nupcias en las puertas de la ciudad.

sábado, 3 de octubre de 2009

Memorias de verano



Es tan mullido el aire,
tan blando su empuje,
me reconforta
su deslizar seguro y tierno
como caricia suave de las aguas.
Revive los recuerdos
de un tiempo dulce de verano
junto a un río libre y sin leyes,
con siestas obligadas,
horas de lecturas
y playa a las cinco de la tarde …

Es tan distinto este aire
que me abraza ahora.