Francis Millet

Francis Millet

miércoles, 31 de diciembre de 2008

Regalo de fin de año



Llanto ante Cristo muerto (talla flamenca s.XV)

Robada de la iglesia San Martín, Trujillo. Su recuperación es un regalo de este año que nos deja.

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Detrás de la fría luz
oculta la pupila presagios de dolor en la mirada.
Impasible el cielo
hace brotar en la herida noche un extridente grito,
preñando el aire de amenazadoras sombras.

viernes, 26 de diciembre de 2008

Secreto


John Everett Millais (1829-1896)
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¿Será fuego descarado y cruel,
disfrazada tiranía,
ascua que prende los deseos de rubor
en los inútiles rincones de la memoria,
o es luz, inevitable claridad,
cálido aliento en el anochecer,
excitante desasosiego
que descubre imágenes agazapadas en las pupilas?

martes, 16 de diciembre de 2008

Siempre existirán sonrisas

Siempre existirán sonrisas
que nos hagan olvidar los miedos agazapados.
Siempre volverá la vida
combatiendo el letargo de la palabra.
Siempre estará el espacio
-esa tierra fértil-
donde peregrinan los azules amaneceres.
Siempre habrá una voz,
siempre un poeta.
Siempre.
Será siempre.

jueves, 11 de diciembre de 2008

Paisaje nevado

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Barend Cornelis Koekkoek

En el umbral del invierno el frio coquetea perezoso
seduciendo su virginal tersura,
Fiel a sus azules
esperará la fugacidad del tiempo:
el blanco perderá en el barro su gélida sonrisa
cuando el sol, de nuevo, entregue sus encendidos recuerdos
a la tierra.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

Visita a un museo: "Lectori salutem"


Prefiero escribir a mano y dejar constancia de mis letras en el papel, sentir el roce suave y a veces áspero, hiriente, de la pluma sobre la superficie todavía virgen. Mis sentidos despiertan con el tacto y el crujir alegre de las cuartillas entre mis dedos, y más aún con la lectura y curiosidad que sobre mí ejercen los libros y todo lo que está escrito. Hoy esta querencia mía me ha llevado a visitar el mundo ilimitado de letras, palabras y textos, en el museo Allard Pierson de Amsterdam. Allí la palabra escrita y el papel son los responsables directos de una exposición sobre la historia de los libros y los textos, sus orígenes y su conservación a través de los tiempos hasta nuestros días.

La visita de hoy comienza en un pasado muy lejano con uno de los poetas más leídos desde la antiguedad, Homero, que describe en sus obras épicas de La Iliada y la Odisea, la batalla de Troya en la época micénica. En realidad es posible que lo que él escribe fueran historias habladas transmitidas a través de los siglos anteriores y finalmente recogidas y escritas por el poeta. Quizás Homero fuera una especie de trovador de esos que recorrían las ciudades recitando historias en forma de versos a cambio de comida y albergue; hasta es posible que no haya existido. Esa es otra cuestión. De cualquier forma sus textos literarios son unos de los más antiguos conocidos en Europa y han sido copiados y traducidos miles de veces.

Pero en aquel tiempo de Homero no conocían el papel, y era el papiro el medio más usado por los griegos y romanos para escribir la palabra. El papiro se elaboraba de una planta acuática que nacía en el Nilo, y tenía un significado sagrado para los egipcios que le daban el nombre de "Flor del rey". Después de un largo y delicado proceso con los troncos de las plantas, conseguían rollos de varios metros, que cortaban en hojas para hacer su empleo más fácil, y que después guardaban también enrolladas en cajas y armarios. El papiro continuó usándose hasta los alrededores del siglo II a.C. El inconveniente era su fragilidad, y la poca ductilidad que lo incapacitaba para ser doblado. Otra desventaja: sólo en uno de sus lados se podía escribir. Para solucionar estos problemas se pensó en el pergamino, que ya existía junto con el papiro desde algún tiempo atrás. Hecho de la piel de animales –ovejas, cabras o vacas- era más manejable y facilitaba el uso de las hojas, permitiendo encuadernarlas como libros: el códice. Este paso de papiro a pergamino fue decisivo para la conservación de los libros antiguos.

Ante la mirada ciega de un busto de Homero voy recorriendo las salas de la exposición que me llevan por distintas épocas y culturas. Así paso de una biblioteca romana a una biblioteca en un convento, y de ahí hasta una biblioteca pública del siglo XVI en Amsterdam. Me encuentro con Virgilio, Albius Tibullus, Publio Ovidio, Valerius Maximus, Marco Tullio Cicerón, ... hombres que eligieron las letras, nombres que hicieron historia. En las vitrinas descansan preciosos manuscritos y libros que se aprecian frágiles, merecedores de toda delicadeza, y textos, que son ejemplos de cómo la obra de autores clásicos han sobrevivido el paso de los siglos. Hermosos trabajos de caligrafía y dibujo, letras, iniciales ricamente adornadas en tinta negra y de color, todo un sacrificio personal de los monjes de aquel tiempo.

Y ese tiempo cambia: aparece el papel en China, más tarde los árabes lo llevan a Europa. Hecho de fibra vegetal, deberá su vida al árbol. La llegada del cristianismo, Carlomagno y su época, el Renacimiento, el Humanismo, el descubrimiento de la imprenta, el nacimiento de la universidad, el desarrollo económico, son los siguientes capítulos de esta historia literaria que todavía está sin terminar. Hoy día siguen existiendo cambios: nuevas tecnologías nos han llevado hasta el mundo digital de Internet y las computadoras, televisión, vídeo. La palabra escrita, que empezó siendo un acto artesanal, ha pasado a ser un gesto que depende de la mecánica y deja cada vez más un lugar de preferencia a la imagen. Escribir es ahora transmitir un impulso al teclado, manipular un aparato, todo con el lema de la eficacia y la rapidez. Sin embargo, yo no creo que estos nuevos medios, tan pagados de sí mismo y con un cierto aire asaz, nos hagan olvidar la convinción íntima que tenemos, esos momentos de promesas y excitación precedentes que debe hacer soñar a todo artista: crear la obra sublime con el pulso de su mano y la complacencia del papel.



Fuente consultada:www.boekenoudheid.nl/global/nl/

domingo, 9 de noviembre de 2008

Árboles


María Konstantinova Bashkirtseva (1858-1884)
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Alcanzo a distinguir el grito de los árboles :
desde su acortada libertad se extienden las sombras
en el recuerdo del solidario espacio de mi infancia.

¡Cómo sufren sus ramas grávidas
el límite impuesto por el hombre!

martes, 4 de noviembre de 2008

La partida de ajedrez

Pieter van Huys
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Estás ahí, y es como si no existieras…
duelista enfervecido de silenciosas batallas.
Precursor de victorias, sólo un apagado rumor,
y el tic-tac de un reloj siempre mudo,
rompen la pasión silente del momento:
derribadas las barreras, sucumbe el rey ante el ataque,
y en tus manos, entregada, tienes la dama de marfil.

martes, 21 de octubre de 2008

Siempre el mar


Juan González Alacreu
؁؁؁
El mar,
la más preferida de todas mis aguas,
hace extraña su ausencia
en un espejismo implacable
conjugado gota a gota en el presente.
Aliento líquido
para la imagen herida en los azules,
soledad y mito que nos separan,
pasión
que me sumerge en el lecho audaz de sus mareas
hasta saciar la sed innata de los veranos.
El mar:
agua para mis raíces,
acentos para el recuerdo de las orillas.

jueves, 16 de octubre de 2008

Esperaré


Lorenzo Lotto (1480-1556)


Esperaré en el silencio inmovil de tus desnudos brazos
donde anidan promesas de vida,
mientras se escapa la luz entre presagios de sombras.
Esperaré, hasta que vuelva a licuar la savia y la escarcha
sólo sea cristal y azucar, entre personajes de cuentos
en la memoria.

martes, 16 de septiembre de 2008

Un alto en el Camino


Amanece,
y la luz se hace peregrina
en la alborada silueta del camino.
Nada está inmóvil,
vibra el silencio
con el eco dejado por tantas palabras,
voces amigas
que me guían por senderos desbordados de historia,
huellas de los que pasaron,
surcos en el tiempo
de aquellos que me precedieron,
paisajes que sobreviven
en el verde amable asomado al otoño.



El beso


Auguste Rodin (París, 1840-1917)
Eres
volcán obsesionado,
sonido indivisible de la palabra,
ardorosa y constante travesía
en el desierto interno de mis sueños.
Voz sonora que irrumpes incoherente
el presente siluetado de mis emociones,
mientras siento desmoronarse el dolor,
y el asombro recoge el eco atávico
de mi tiempo.

martes, 9 de septiembre de 2008

La madonna dei Garofani

Raphael, 1483-1520
Hay un lugar donde se guardan los primeros recuerdos,
donde las historias quedan,
donde nacen las palabras.
lugar para los sueños,
espacio que tiene sus propias formas verbales,
recinto donde afluye el flujo de vida
y da paso a la conjugación del tiempo,
donde se siente y se quiere,
un lugar que golpea y que duele,
que habla su propio lenguaje ...
Hay un lugar y se llama corazón.

miércoles, 3 de septiembre de 2008

En la mirada


El Giampietrino, Italia 1495-1549
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¿Será fuego descarado y cruel,
disfrazada tiranía,
ascua que prende los deseos de rubor
en los inútiles rincones de la memoria,
o es luz, inevitable claridad,
cálido aliento en el anochecer,
excitante desasosiego
que descubre imágenes agazapadas en las pupilas?"

viernes, 11 de julio de 2008

Vacaciones (regreso)




Estoy de nuevo en la tierra de Vermeer,

a las puertas del otoño.

También yo seguiré escribiendo.










jueves, 10 de julio de 2008

Lamentaciones


"Lamentaciones de Cristo" (Ambrosius Benson 1495-1550)
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El dolor de tener que aceptar la incógnita de su destino: el silencio

viernes, 4 de julio de 2008

Todo está en equilibrio


El rapto de Proserpina
Bernini

Foto:Analizarte
El deseo acecha sugerente,
y en el silencio
el abrazo se hace pálpito de caricias primigenias.
Sensualidad,
trágico empeño,
rechazo,
y arte en equilibrio
dan a la piedra líneas de audaces atributos,
morbidez dúctil,
aliento para quien la contempla en su desnudez resucitada.

miércoles, 2 de julio de 2008

Preludio

Un momento de reflexión
Delphin Enjolvas, 1847-1945
***
Se acaba el tiempo con la última palabra
y la eterna congoja del regreso al cauce primigenio de la vida.
La noche deja escapar – desvencijada – suaves gestos
que las sombras recogen.
La memoria es transparente y se desborda.
Ya no quedan imágenes para el álbum de los que vinieron.

Aburrimiento

Interrupted reading

Camille Corot, 1796-1875

Estoy sola:
me embriago del silencio
y apuro el cáliz del desengaño
en un paraíso de inmóviles reclamos.
Pasión estéril,
quietud,
suplicio de una tarde invadida por la inercia,
sombras embriagadas
donde la tierra se entrega a la larga orgía de las horas.

Nada que hacer,
la noche está al acecho:
mis emociones
tienen ya perdido el latido retórico de la vida.