Francis Millet

Francis Millet

miércoles, 30 de marzo de 2011

Simplemente un juego




Dominan los números al blanco,
se hacen multitud,
se enfrentan en paralelos
sosteniendo un pulso con la suerte.
No hay nada fortuito,
es el golpe de voz lo que derriba las defensas
en el ritual de la jugada.

jueves, 24 de marzo de 2011



Narcissus

Desafía en el reflejo del aire su amarilla perfección
hasta perderse en el empeño:
al igual que al héroe, le sorprende la muerte
en una temprana primavera

martes, 22 de marzo de 2011


Oscar Agustín Schultz Solari (Xul Solar)


Vuelo hacia lo irreal de mis sueños
entre los pliegues del aire,
en ese infinito irrealizable que son nuestros
deseos, y donde el futuro se balancea en el horizonte
que –inalterable – aprisiona la línea de mi destino.

jueves, 17 de marzo de 2011

Amanece desesperadamente siempre


Van Ruysdael, Holanda 1600-1670




Amanece,
y la luz traiciona la arquitectura de los días
con nombres que conjugan nuestro hacer
entre requiebros de un presente roto
y el desorden hecho rutina lenta
en ociosa y trasmutada confusión.
Amanece
al abrigo del límite y la cautela,
palabras que no levantan el vuelo
para retener lo que ya es olvido:
cada mañana huímos de esas auroras que se miran en la derrota de nuestras pupilas, para sobrevivir lo agónico del silencio y recuperar el optimismo disperso y sin voluntad. Cada mañana nos ponemos las máscaras oxidadas de prejuicios y, sedientos de pasiones y melodías, buscamos iconos que nos sean fieles con sus ofrendas de incienso y oro, y que no nos abandonen nunca y jamás. Gota a gota probamos el amargo licor de la discordia, con el riesgo de vernos despedidos de las delicias que nos prometía nuestro jardín. Libramos batallas frágiles que no nos deparan victorias, y tenemos miedo, pero estamos dispuestos a enfrentarnos a todas las auroras locas, todas esas mañanas repetidas de niebla, que esperan agazapadas en la sinrazón: una alborada agridulce de sueños que no se cumplirán...


Amanece desesperadamente siempre

martes, 8 de marzo de 2011

El libro de horas


Robert James Gordon



Cómo recorre su camino etéreo
el gesto cómplice,
la imagen en retorno,
el llanto tenue de la hiedra
que envidia el cálido acento de la memoria en rosa.
Cómo se inclina ante las páginas huérfanas
enfrentando la palabra a fuentes insondables,
la voz decayente y la tinta estéril
sin tránsito a paisajes ni mañanas.
Cómo oculta el miedo a las frases dispuestas a partir,
a ese eco apresurado y de dificil interpretación
que aborta en el papel todas las letras sin futuro …
Cómo se desnuda del lastre del espacio y de un otoño de esclavitud
cuando busca verbos y un alfabeto por conquistar
para escribir historias vírgenes y sin sujeto en el libro de horas de su vida.