Francis Millet

Francis Millet

miércoles, 9 de noviembre de 2011

'Leonardo Da Vinci: pintor en la Corte de Milán'


Todo misterio ...

(Acecha el eco desde lo más recóndito
rompiendo muros de cristal)

El pulso es terco, y la luz empieza a hacer traición
a la mirada, que resiste el declive irresistible de las horas
en  relojes vencidos por el tiempo.
Mientras, cerrado el círculo tenso de su nombre,
va marcando límites y borra lo que guarda en la memoria,
sometiendonos.
Somos niños dispuestos a obedecerle.

3 comentarios:

ANTONIO CAMPILLO dijo...

Creo que las miradas pintadas por Leonardo dejan pasar el tiempo impertérritas, misteriosas y sin lugar definido donde mirar.
Cuando fueron pintadas soportaron un largo tiempo de quietud para poder ser plasmadas en el lienzo.
Palabras bellas y tan complejas como esas enigmáticas miradas.

Un fuerte abrazo, Pilar.

Baruk dijo...

Solo un mago podría pintar esa pintura hechizadora, y sólo una maga de la letra podría componer semejantes versos para acompañarla.

Un abrazo

*

fgiucich dijo...

Una bella metáfora. Abrazos.