Francis Millet

Francis Millet

jueves, 26 de marzo de 2009

Grandes amores para un museo

Retrato de un hombre viejo (Rembrandt)


Tengo una pregunta para ti: si tuvieras que organizar una exposición, ¿qué tres obras de arte no deben de faltar en tu museo? No sé si te será difícil dar respuesta con este límite impuesto, pero más difícil será estar de acuerdo con esa elección si se ha hecho desde el sentido de la belleza. El problema está en si definimos la belleza en el arte como un ideal que el artista persigue y que sensibiliza nuestro sentido estético, o como la propiedad, el carácter, que nos hace amarlas por lo que son. En cualquier caso, el concepto de la belleza es algo personal que está relacionado con las sensaciones que nos provoca su contemplación, y que se acerca al pensamiento del filósofo Emanuel Kant cuando dice: la belleza es lo que gusta de un objeto, de una manera general sin que tenga que ser útil necesariamente.

Tampoco lo ha tenido fácil la Fundación holandesa Rembrandt, que desde sus inicios en1883 tiene por objetivo apoyar económicamente, mediante préstamos y donativos, los museos holandeses en la compra de importantes obras de arte. Para celebrar este ciento veinte y cinco aniversario de su existencia, ha organizado la exposición "125 Grandes amores" en el Museo Van Gogh en Amsterdam. Más de treinta museos holandeses muestran, por una sóla vez juntos, una selección de las mejores obras que han adquirido con la ayuda de la Fundación.
Su meta ha sido, desde el principio, conservar para Holanda sus obras de arte más destacadas cuando los museos apenas disponían de medios para adquirirlas. Gracias a ello, lienzos de Rembrandt y Vermeer tienen su sitio en museos holandeses. Más tarde esta finalidad se ha extendido al arte extranjero y moderno, que forman también parte de la colección. Ahora se muestran al público ciento veinticinco de las más importantes y notables de estas obras, ciento veinticinco grandes amores.

¿Qué es lo que hace brotar el amor por una determinada obra de arte, es su historia y pasado, es la estética, es el valor lo que nos atrae o es su funcionabilidad si la tiene? Yo no creo en reglas que inciten a considerar estos valores iniciales, sí en la existencia de una energía insondable en las obras, que nos acerca al artista y provoca en cada uno de nosotros una espiral de emociones de atración o rechazo. Esto ha sido sin duda alguna uno de los conceptos que se ha tenido en cuenta para la elección de estas ciento veinticinco obras expuestas en el museo, como igualmente para su distribución y acomodo en las salas por el diseñador y el director del evento. Así encontramos en el museo tanto obras de viejos maestros holandeses como de mas allá de sus fronteras: Johannes Vermeer, Fra Angélico, Jan Steen, Giambattista Moroni, Johannes Verspronck, Goya, Rembrandt, Jan van Goyen, y otros; igualmente piezas del arte moderno y contemporáneo: Frank Lloyd Wright, Alma Tadena, Matisse, Odilon Rondon, Manet, Chagall, Rietveld, incluso una pequeña escultura de Pablo Picasso (Buho, aprox. 1951-1953) de escayola, metal, cerámica y goma. Obras que dan la visión personal del artista de lo que es el arte, y con la que podemos estar o no de acuerdo. Es el caso de Picasso que hace uso de cualquier posible elemento para producir arte: ayudándose de una cajita, una tapadera de lata, algunos clavos y alcayatas, junto con otros restos y unos pegotes de escayola, consigue dar vida a ese buho joven y algo desgarbado de la exposición. Podría ser una anécdota si no fuera que muchas veces es su historial lo que hace a la pieza ser más deseada, como es un reloj de Louis Moinet (1758-1853) que tiene todo el aire de una verdadera novela: en 1806 fue regalado a Napoleón por la ciudad francesa de Lyon. Años más tarde se salvó de un gran incendio gracias a que había sido robado; a continuación estuvo viajando "como una atración de feria" durante tiempo, y finalmente se pagó con él una factura de hotel que había superado todas las previsiones.
Lienzos, dibujos, cristal, plata, cerámica, un globo terráqueo (1640), tallas de madera, una pila bautismal (1250) y otros objetos reunidos en varias salas del museo, muestran el resultado del esfuerzo y la dedicación de la Fundación Rembrandt para conservar para Holanda el patrimonio artístico y enriquecer las colecciones de los museos. El cuidado con que está presentada la exposición, la distribución en las salas, la composición del color y el juego de luces en muros y vitrinas, hablan de la especial atención y detalle con que han sido tratados cada uno de estos ciento veinticinco grandes amores de los museos.
Anteriormente publicado en: http://alenarterevista.wordpress.com/

3 comentarios:

Carmen dijo...

Acabo de comprobar que la exposición era hasta el día 18 de enero, ¡qué pena!. Me hubiera gustado ir a verla. ¿Estuviste allí?. Por cierto, escribes excepcionalmente. Un saludo.

Anónimo dijo...

a mi también me inspiran muchos cuadros, creo que es una comunicación entre el admirador y su creador

la bitacora de Melusina dijo...

Lo pones dificil Pilar... Vamos a ver. Hay uno seguro que seria la Anunciacion de Fray Angélico. Tiene algo , una atmosfera especial. Otro seria algo de Miguel Angel, por ejemplo ¿El Moises? , Y la tercera... Hummm podria ser una colectiva. Llevo un rato y no pùedo ponerme de acuerdo conmigo misma
Gracias por tu cronica
He estado unos dias en nuestra tierra: todo huele a azahar: te recordé. Un gran abrazo de Melusina